La vida de una famosa solista de ballet con diabetes tipo 1
Zippora Karz es una ex bailarina solista quien conquistó una de las cimas más altas de su profesión: el Ballet de la ciudad de Nueva York.
Con 15 años se trasladó de su casa en Los Ángeles hacia Nueva York para estudiar en la Escuela de Ballet Americano. A los 18 años logró ser miembro pleno del famoso Ballet, ensayando todo el día y actuando cada noche. Con 21 años y en un momento muy importante de su carrera, pues ejecutaría un solo con el papel del Hada del azúcar (soberana de los dulces) en el Cascanueces, apreció la diabetes. Ella relata en su Blog personal: “Vivía un momento increíblemente emocionante, pero también muy agotador. Bailando todo el día y actuando cada noche, ignoré los extraños síntomas que estaba experimentando en mi cuerpo”.
Zippora había observado cada uno de los síntomas de la diabetes, se sentía sedienta, hambrienta y tenía la necesidad de orinar con frecuencia, perdió peso, pero en ese momento pensó que todo se debía a su intensa agenda y a los nervios por sus apariciones. También a causa del roce de los trajes que usaba para las presentaciones se le formaron unas llagas y le resultaba terriblemente doloroso levantar los brazos, algo muy común y frecuente para una bailarina.
Fue llamada al doctor, tras las pruebas le informaron de una manera fría que tenía diabetes, poniendo en sus manos varios folletos sobre diabetes tipo 2. Zippora recuerda y escribe en su Blog: “La diabetes juvenil es una enfermedad que cambiaría radicalmente mi vida diaria y el curso de mi carrera de baile. Al principio quería negar lo que me habían dicho, pensé que el laboratorio había cometido un error y que mi malestar sería solo una fase pasajera”. Debido a que tenía más de veinte años, los médicos la diagnosticaron erróneamente con diabetes tipo 2, cuando en realidad tenía diabetes tipo 1 (juvenil). Su peso bajó y se puso peligrosamente enferma como resultado de haber recibido un tratamiento incorrecto.
De este periodo de adaptación ella recuerda: “Estaba claramente en la negación, alimentada por el hecho de que debido a mi edad, los médicos suponían que era diabetes tipo 2 y me recetaron medicación oral. A pesar de que no quería aceptarlo, esto para mí significaba que podía revertirlo. Con mi disciplina de bailarina me puse a controlar perfectamente lo que comía mientras hacía ejercicio todo el día; y realmente funcionó un rato”. Sin embargo, en poco tiempo todo se vino abajo, y ella no pudo mantener su glucemia controlada. El inicio del uso de insulinas lo sintió como un fracaso y comenta que fue extremadamente difícil, ya que intentó mantener un control estricto, pues tenía mucho miedo a las complicaciones a largo plazo. Inexperta con las insulinas sufrió muchas experiencias desgarradoras en el escenario.
Zippora describe su proceso de aceptación de la diabetes, como un despertar, es el momento cuando decidió realizar con más frecuencia los controles de glucemia y sobre todo asumir su responsabilidad y entender que su vida dependía de la insulina. Al comenzar con un programa equilibrado de insulinas, se sintió mejor, aprendió con el tiempo a manejar su tendencia a la hipoglucemia debido a tanto ejercicio y experimentó con distintas dietas para encontrar la que se ajustara mejor a su ritmo de vida. Equilibrar el ballet y su glucemia fue una lucha larga y difícil para Karz, pero finalmente aprendió a valorar su cuerpo y trabajar con él, en lugar de enfurecerse por sus limitaciones.
Zippora describe su proceso de aceptación de la diabetes, como un despertar, es el momento cuando decidió realizar con más frecuencia los controles de glucemia y sobre todo asumir su responsabilidad y entender que su vida dependía de la insulina. Al comenzar con un programa equilibrado de insulinas, se sintió mejor, aprendió con el tiempo a manejar su tendencia a la hipoglucemia debido a tanto ejercicio y experimentó con distintas dietas para encontrar la que se ajustara mejor a su ritmo de vida. Equilibrar el ballet y su glucemia fue una lucha larga y difícil para Karz, pero finalmente aprendió a valorar su cuerpo y trabajar con él, en lugar de enfurecerse por sus limitaciones.
Zippora Karz actuó durante 16 años en el escenario y muchas de esas presentaciones fueron televisadas. Fue bailarina desde 1983 a 1999 en el competitivo Ballet de la Ciudad de Nueva York y bailó en una variedad de papeles coreografiados exclusivamente para su persona.
Trabajó como profesora y repetiteur, ayudando a nuevos bailarines en el ensayo y poniendo en escena las coreografías del famoso George Balanchine para una gran cantidad de compañías de danza. Zippora también es una portavoz de la causa de la diabetes y una educadora que regularmente asiste a las principales conferencias sobre diabetes y organizaciones de todo el mundo.
En “The Sugarless Plum”, comparte una memoria donde Zippora relata su viaje de la negación, la vergüenza y la poca educación sobre su enfermedad hacia la forma en que logró llevar una vida activa, equilibrada y satisfactoria como una persona con diabetes tipo 1 y estrella internacional de ballet al mismo tiempo.
Zippora también es autora de un libro para niños, "Ballerina Dreams" (sueños de una bailarina). Un relato que enseña a los niños, con y sin diabetes, a no renunciar a sus sueños, sin importar los desafíos que deban enfrentar.
Actualmente es profesora invitada en la prestigiosa Academia de Danza Colburn en Los, Angeles, California, así como artista residente de la Escuela de Danza Glorya Kaufman de la Universidad del Sur de California.
Zippora espera seguir inspirando a la gente a vivir una vida activa y saludable a través de su trabajo como bailarina, profesora y oradora motivacional.
Fotografías: tomadas de http://zipporakarz.com/
Textos tomados de:
1. Blog de Zippora Karz http://zipporakarz.com/
2. Bailando a través de la diabetes. La bailarina, Zippora Kart, encuentra el éxito a pesar de su diabetes http://clinidiabet.com/es/infodiabetes/noticias/2007/08.htm
3. Meet the Artist https://balletnorthwest.org/event/meet-the-artist-zippora-karz/
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