martes, 31 de octubre de 2017

La diabetes en mi mundo

Conviviendo con “Diabetes Tipo  Uno”
                                                                               Por Alicia Villalba Morales


Mi nombre es Alicia, madre de Juliana, una niña de cinco años, a la que diagnosticaron  Diabetes Tipo uno, cuando tenía dos años y cuatro meses, fue un golpe duro para nosotros cuando nos dieron la noticia, que mi hija de apenas dos añitos y cuatro meses tenía una enfermedad, que hasta ese día sabía que, afecta a las personas con mala alimentación, exceso de peso, sedentarios o por la edad avanzada, ahí fue cuando mi vida, nuestras vidas dieron un giro, cambiándolo todo ya que como familia nos afectó a todos.

Antes del diagnóstico, Juliana empezó a tener síntomas de diabetes, comenzó a tomar mucha agua, incluso empezó a mojar la cuna, después de haber dejado el pañal, tenía mucha hambre y la piel se tornó reseca y acartonada, fuimos al médico y nos indicó que era algo común, ya que estábamos en verano y eso era “normal”, según el médico, pero Juliana se sentía cada vez más decaída y fuimos a otro médico, después de practicarle pruebas de laboratorio y ver los valores altísimos de glucosa nos enteramos que nuestra pequeña hija tenía Diabetes tipo uno.



Juliana fue internada en el hospital, donde yo era una paciente más,  no me movía de su lado, al ver el manejo de la Diabetes con mediciones de glucosa e inyecciones de insulina a cada momento, mi vida se rompía al ver a mi pequeña, acostada en la cama del hospital. Me ponía muy triste, al principio no reaccioné de la mejor forma, ya que no podía entender... ¿Que había hecho mal?,  ¿por qué a mi hija y no a mi? Como adulto pensaba que era más justo, pero por qué a mi pequeña hija... No pasaba un día en el que no me hiciera las mismas preguntas, con el tiempo fui asumiendo que mi hija tenía una condición especial y que teníamos que adaptarnos a la misma, nuestra vida cambió, ahora debíamos tener un especial cuidado en la alimentación, adaptarnos a horarios y lo más difícil medir glicemia e inyectar insulina, no por la acción de hacerlo sino, porque miro a mi hija y me duele mucho más a mi, ya que para ella es algo normal,  pero con el tiempo nos fuimos acostumbrando, haciendo de la Diabetes de mi hija una forma de mejorar la vida de ella y también la nuestra.

Siempre habrá momentos de angustia, frustración e impotencia, mucho más cuando no podemos controlar los valores elevados de glucosa, cuando Juliana se enferma o cuando no calculamos bien las porciones de comidas, pero eso es el día a día de nosotros, los que tenemos diabetes tipo uno en casa.

Ahora que veo a mi hija, desenvolviéndose como cualquier niña de su edad, sin impedimento alguno, sé que la diabetes es una condición con la que se vive de forma normal y natural, con los cuidados que el caso amerita.

Cuando miro a mi pequeña hija, sé que estoy viendo a una persona a la que admiro por su valentía y su capacidad de enseñar a otras personas que la vida es hermosa.

(*) Madre de una niña con diabetes, ecuatoriana de 43 años, de profesión contable y administración, actualmente ama de casa. 


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